Muchos de nosotros estamos intentando trabajar desde casa, tal vez incluso con niños brincando a nuestro alrededor, cosa que lejos de hacerlo más entretenido nos genera más estrés añadido. Para aquellos a quienes se les está dificultando concentrarse, aquí hay algunos consejos que te pueden venir muy bien. Vamos con ellos
Entender por qué es difícil concentrarse cuando trabajamos desde casa
La ansiedad e incertidumbre nos hacen sentir al límite, en eso estamos todos de acuerdo. Son estados de alerta máxima. Si lo pensamos en términos evolutivos, ser capaces de redirigir fácilmente nuestra atención lejos de una amenaza para concentrarnos profundamente en otros temas y tareas no hubiera sido útil para nuestra supervivencia.
Por lo tanto, estamos hechos para que, bajo condiciones de amenaza e incertidumbre, nos sea difícil redirigir nuestra atención, de lo contrario no estaríamos preparados para una amenaza inminente.
En términos evolutivos, esos sentimientos de hiperalerta al límite y ese estado cognitivo distraído son una característica intrínseca de todos nosotros, una ventaja evolutiva, por lo tanto, en lugar de castigarnos porque nos “cueste” mantener la concentración una estrategia más amable es tener en cuenta que nuestra naturaleza tiende a ello y es parte de nuestra genética.
Señales para que tu cerebro entienda que toca trabajar
Cuando trabajar desde casa es algo habitual, tenemos ciertas rutinas o “rituales” que ayudan a tu cerebro a entrar en modo “concentración”.
El cerebro entiende que cuando nos hacemos el café y ajustamos la altura de la silla es hora de ponerse a trabajar y prestar atención a la pantalla y los emails. Esto se relaciona con el condicionamiento clásico del famoso perro de Pavlov, son esas señales que nuestro cerebro interpreta que es hora de ponerse manos a la obra.
Quienes trabajan usualmente en una oficina tienen rutinas e indicadores ahí que le indican al cerebro que va a empezar la jornada laboral y necesitamos de concentración para el trabajo, pero en casa muchas veces están ausentes. Este es otro factor que probablemente está dificultando la concentración y enfoque en el trabajo.
El 7 es el nuevo 10 para trabajar en casa.
Hay momentos, en lo que debemos tener en cuenta que estamos utilizando algunos de nuestros recursos cognitivos y emocionales para lidiar con otro tipo de problemas, además del trabajo. Es poco realista pensar que la ecuación se verá así:
Estar al 100% en el trabajo + familia + salud + situación global = Rendimiento al 100%
Simplemente no es realista
La gente cuyo trabajo es responder a emergencias probablemente es capaz de operar casi al 100% porque están condicionados y entrenaron para ello y porque están directamente involucrados en necesidades inmediatas, es la propia naturaleza de su trabajo la que les empuja a ello.
Así que, si te vas a exigir rendir, ten en cuenta que ponerte el objetivo de ir al 100% es poco realista y te estarás haciendo un flaco favor.
Empezar con tareas sencillas y autofelicitarte
Puede ser muy recomendable que antes de enfrentarnos a una tarea que hemos estado posponiendo o que etiquetamos como “complicada” optemos por empezar por algo sencillo. Al enfrentar pequeñas tareas con un alto nivel de éxito, potencia nuestra sensación de autoeficacia y nos hace percibirnos más capaces y preparados para afrontar tareas más “complejas”.
No intentar predecir tu rendimiento de entrada.
No siempre el estado mental en el que empiezas el trabajo determina cómo irá tu nivel de rendimiento en el trabajo. Es posible que si te sientes ansioso o agitado, normalmente te tome un poco más de tiempo encontrar tu ritmo, pero sigue siendo igual de probable que hagas un buen trabajo, no lo des todo por perdido y caigas en el autocastigo.
Si ves que empiezas el día y no acabas de arrancar, quizás una estrategia más inteligente es hacer una parada estratégica, centrar la atención, marcarse micro objetivos y volver a retomar la tarea.
Puede que tome de 15 a 30 minutos llegar al punto óptimo de rendimiento, el cerebro necesita cierto período de “calentamiento” para sacar a relucir todos sus recursos. Esto es similar cómo, cuando vamos a correr y no nos sentimos con ganas, empezamos a sentirnos bien después de unos minutos, aunque al iniciar quizás estábamos totalmente desanimados.
El paso más relevante es comenzar, una vez empezamos se vuelve mucho más sencillo seguir la corriente, el esfuerzo inicial es el más grande que hacemos, luego todo sigue rodando.
Darse un buen descanso después de trabajar en casa.
Si logramos concentrarnos en trabajo intenso con éxito por algunas horas, es importante darnos tiempo suficiente para recargar pilas.
Si hay niños en casa, te recomiendo que ese descanso sea compartiendo tiempo con ellos, te lo agradecerán.
Por ejemplo, una de mis rutinas de “desconexión” es dibujar con mi hijo una vez al día. También hemos estado practicando acampar en el patio de atrás, y jugar a las cabañas. Otras opciones son preparar platos ricos y saludables, nos divertimos y nos nutrimos un 2 en 1 en toda regla. ¿Un paseo por la naturaleza?
Pocas cosas más económicas tienen más retorno de la inversión. No es necesario huir de nuestros hijos para relajarnos, se pueden hacer actividades creativas y relajantes con ellos, te lo puedo asegurar.
No ver o leer noticias de forma constante.
Es comprensible que queramos estar “al día” de lo que está pasando a nuestro alrededor, no estamos hablando de aislarnos en la montaña, lo que tampoco es recomendable es estar viendo o leyendo lo que pasa constantemente.
La mayoría de ocasiones las noticias son de corte negativo, el cerebro presta más atención a lo negativo, no es casualidad.
Pero, leer o ver noticias por 3, 4, 5 o hasta 7 horas al día, como lo hacen algunas personas, es demasiado, esto lejos de clamarte porque “estás al corriente” te puede llegar a generar mucho estrés y emociones negativas.
Exponernos excesivamente a las noticias no nos ayudará a concentrarnos en el trabajo, más bien todo lo contrario.
Trabajar desde casa no es sinónimo de todo el día trabajando
Está bien trabajar en algunos proyectos mientras estamos en casa. Leer algunos de esos libros que llevan años apilándose en la estantería también está bien.
Ordenar el trastero está bien también. Hacer cosas útiles es una buena idea, pero no tenemos por qué ponernos presión innecesaria de hacer cosas más allá de lo que es necesario, si no se siente como algo útil, no hay por qué hacerlo.
A veces la forma de ser más productivo es simplemente siendo y estando, no tienes por qué poder hacerlo todo tú solo.
Si sientes que en tu empresa te está costando encontrar a personas que puedan trabajar eficientemente desde casa o estén alineadas con tu manera de ver la organización, contacta con nosotros y deja que te echemos una mano, no estás solo.