Una de las labores principales de una persona con un puesto directivo es la de conseguir que los equipos se coordinen y avancen hacia los objetivos de la empresa. Sin embargo, para que esto sea posible no solo es necesaria capacidad de liderazgo, sino también otras cualidades como la resiliencia. Te contamos por qué esta última es cada vez más relevante.
Qué es la resiliencia
La resiliencia es la capacidad que tiene una persona para hacer frente a las situaciones adversas y superarlas, e incluso aprovecharlas como oportunidades para mejorar. Puesto que vivimos en entornos en constante cambio y que se caracterizan por la incertidumbre, aquellos perfiles directivos con esta cualidad han adquirido una importancia vital en los últimos años.
Tanto si se trata de circunstancias personales como profesionales, es comprensible que, en un primer instante, sintamos frustración o tristeza. Sin embargo, aquellas personas resilientes sacan la fuerza interior para trazar un plan y seguir adelante, y se preparan mentalmente para afrontar cualquier situación.
Pero, ¿se trata de una cualidad innata? Por suerte, no. La resiliencia, como la mayoría de capacidades, no es hereditaria, sino que puede desarrollarse si se trabaja. Y la mejor forma de hacerlo es con la práctica. Es decir, aprender a mantener la calma ante las adversidades y hacer uso de la creatividad para encontrar soluciones a los problemas que se presenten.
Características de una persona resiliente
Para poder desarrollar la resiliencia, es imprescindible conocer cuáles son las características que definen a estas personas o la actitud que presentan. A continuación te dejamos las principales.
Actitud positiva
Mantener una actitud positiva no significa vivir con una sonrisa o fingir que todo marcha bien. Al contrario, consiste en ser conscientes de las adversidades, pero confiar en las propias capacidades para encontrar una solución y superarlas con éxito. Esto es, ser resolutivos.
Creatividad y adaptabilidad
Saber adaptarse lo antes posible a las nuevas circunstancias permitirá sortear con mayor rapidez las dificultades. Cuando aceptamos el cambio, se modifica nuestro punto de vista y vemos oportunidades que antes permanecían ocultas. Por ello, en las crisis, numerosas empresas se transforman o llevan a cabo nuevos proyectos.
Autonomía y asertividad
La autonomía permite tener iniciativa propia, agilidad de respuesta y confiar en el criterio propio, mientras que poner en práctica la asertividad significa disponer de una opinión y defenderla sin necesidad de probarla o de que se ajuste a la de los demás.
Habilidades sociales
Pero como líderes, no solo vale tener las cualidades como tal, sino que es necesario saber comunicar los acontecimientos y las decisiones tomadas, así como saber motivar y contagiar su visión. La empatía tampoco puede faltar.
Por qué es importante la resiliencia en un cargo directivo
Aunque en determinadas ocasiones algunos problemas pueden ser previsibles, otros suceden de forma inesperada. Una persona con las habilidades adecuadas de liderazgo debe
hacer frente a esta situación, ya que de lo contrario, podría desembocar en una crisis.
Por otra parte, la resiliencia no solo es importante de cara a la supervivencia o la correcta gestión de una empresa, sino que además determina la actitud de los equipos de trabajo y es clave para fidelizar a los empleados. Un buen líder debe predicar con el ejemplo, es decir, que en lugar de dar instrucciones o pautas que quizás ni siquiera sea capaz de cumplir, debe enseñar a quienes están por debajo con su propia actitud. Y la resiliencia es el mejor ejemplo de ello.
Ante los cambios repentinos o las épocas de estrés, la persona resiliente no se verá superada por los eventos. Al contrario, será capaz de mantener la calma y buscar soluciones efectivas. Si quien está al cargo reacciona con esta actitud, estará entrenando y preparando a su equipo para responder de la misma forma.